jueves, 3 de marzo de 2011

La persistencia de la memoria

Cuenta Dalí que una noche tomó un queso Cambembert tan maduro que se deshacía, y que con esa imagen se fue a la cama. Allí lo atrapó el insomnio, que traía consigo una reflexión acerca de la consistencia de las cosas. Y entonces se levantó, se dirigió al cuadro que tenía sin resolver, un paisaje desolado, y entonces añadió esos relojes blandos que parecen albergar un tiempo juguetón y mantecoso. Como el queso, sí.

1931. Òleo sobre lienzo. Estilo surrealista

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