Afirmaba Dalí que podía recordar el tiempo que estuvo en el útero de su madre, y lo relacionó con un huevo, duro por fuera y blando por dentro. Fue un símbolo recurrente en su obra para referirse al nido, su hogar.
Tanto es así que diseñó esculturas de huevos gigantes para su casa en Portlligat, Cadaqués y para una de las torres de su teatro- museo en Figueras.
Hoy hemos pintado huevos que bien podrían pertenecer a la obra "Huevos fritos en un plato sin el plato"
Salvador Dalí, 1932
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